El señor con el labio hinchado se sienta adelante, la señora despeinada se sienta en el asiento a la par del nuestro. Con el labio hinchado es difícil hablar, así que pocas cosas legibles se pueden entender, no importa, señora despeinada con tatuaje asusta porque de la nada y sin mirar a nadie, se para y repite lo que en resumen quería decir su compañero de fórmula; sólo que de manera más contundente.
Esa técnica de amedrentamiento "Es mejor por las buenas, y sin usar la violencia... etc." puede dar tantos resultados como los tendría un buen payaso, algún músico o intérprete que su oficio es subirse a los buses, porque la gente "reconoce".
Señor con labio hinchado llega a nuestro asiento, pide y no pierde el tiempo con gente que por "las buenas" no le dará, y ni se inmuta. Entonces él pasa de largo, luego de unos minutos se escucha un golpe hasta atrás, algunos de los asientos delanteros voltean a ver. No sé, luego de eso se bajaron, y los nervios de algunos no terminaron ahí, quizás el más nervioso era el chofer que luego casi choca luego que la pareja de asaltantes en potencia se bajaran del bus.
Tuve un poco más de suerte, desde ya hace un par de años que no me asaltan, ésta semana le tocó a un compañero de universidad (que a veces lee éste blog) sólo que de manera más traumática que lo que escribí anteriormente. Y la lista de sucesos de este tipo aumenta hasta casi tener el olfato de peligro, algo así como Spiderman pero versión salvadoreño y sin ver el futuro.