XXIV
Volverán las oscuras golondrinas
de tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a tus cristales,
jugando, llamarán.
y otra vez con el ala a tus cristales,
jugando, llamarán.
Pero aquéllas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas .... ¡no volverán !
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas .... ¡no volverán !
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquéllas cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán !
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán !
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante el altar,
como yo te he querido...,desengáñate,
nadie así te amará.
como se adora a Dios ante el altar,
como yo te he querido...,desengáñate,
nadie así te amará.
Gustavo Adolfo Bécquer. Sí leo a Becquer no muy seguido, pero encontré éste poema hace unos días y me gustó mucho. Ayer Mario Zetino llegó a dar un taller de métrica al taller literario (que ya tiene nombre) se llama Altazor. Lástima que sólo llegó Tito y Gustavo, pero sin duda lo aprovecharon muy bien.
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