Desde mi primera elección en 2006 no había dejado de votar en ni una sola, a veces tuve que hacerlo nulo por la pésima oferta política o abstención, pero siempre acudía al "deber cívico", a veces iba con algún amigo y platicábamos un rato del "ambiente". Desde pequeño asistí a los centros de votación a veces me dejaban hacer la equis en la bandera de siempre, incluso llegué a votar en las elecciones para niños que hacía la UTEC, Pienso que eso inculcó en mí no solo asistir a votar sino comprender cómo eso afecta directa o indirectamente el destino del país.
Era divertido prender la tele y ver las equivocaciones en los enlaces vía microondas de los reporteros en cobertura, luego al cerrar los centros de votaciones, seguía el conteo de votos a veces con un poco de nervios y el morbo por saber quiénes llevan la delantera. Era una dinámica que creo que no era el único en tenerla, y aunque con algunos inconvenientes y fallos se tenía cierta confianza en los resultados y el proceso del Tribunal Supremo Electoral.
Estas elecciones son diferentes, no asistiré a votar por razones obvias, pero también de alguna forma se sabe que no habrá sorpresas al menos en la elección presidencial, la única duda sería cuánta será la diferencia; lo otro es que la candidatura oficialista es ilegal, y a esto se le suma un Tribunal Supremo Electoral totalmente parcial hacia el poder y negligente con los abusos que se han cometido. Con respecto a la elección de diputados de la Asamblea la reducción de escaños y el cambio de fórmula favorece al partido más grande, su intención en capturar el poder por más mínimo que sea, y centralizarlo lo más posible.
En fin, el lunes será otro día y el sol saldrá o algo así, opaco sí pero algún día saldrá del todo.