Hace un par de semanas estuve en un evento invitado por Migrant Voice y Show Racism the Red Card quienes son parte del proyecto Migration Making Britain Great, y sí en rojo. El evento se realizó en el formidable Baltic Centre for Contemporary Art, un antiguo molino de trigo a las orillas del río Tyne, que desde 2002 se ha convertido en un gran escenario de exposiciones de arte moderno, lástima que estaban cerradas la mayoría de las salas el día del evento.
El proyecto tiene como objetivo contrarrestar prejuicios y estereotipos acerca de la comunidad migrante en los niños de las escuelas de Newcastle y otras lugares del Reino Unido. Así que estuve respondiendo preguntas de los alumnos, algunas difíciles de contestar sobre todo con un público de esa edad, pero sin duda fue una bonita experiencia. Una de las cosas más signficativas del eventos fue encontrarme a una niñas salvadoreña entre los alumnos, quien estuvo particularmente estuvo callada y muy pensativa durante la charla, pero al final me acerqué a ella y me dijo que se alegraba de ver a otro salvadoreño.
De alguna manera la vida me ha puesto en el activismo, algo a lo que huía desde hace mucho y no sé en qué punto uno se convierte en activista, pero estoy cercano a algunas organizaciones de integración que me han echado la mano, y hemos trabajado en conjunto en eventos en diversos temas. Pero hay maneras de hacer activismo, pienso, de forma sensata, coherente y por los medios adecuados, sobre todo en un país con el sistema político como el Reino Unido.
Ya tenía ratos de no salir de Escocia y ya hacía falta. La ruta del tren es la misma que de Edinburgo hacia Londres, el recorrido tiene unas vistas espectaculares del mar Báltico y de los acantilados de la costa este británica. No sé qué opinión tener de Newcastle, estuve poco tiempo y el centro de la ciudad estaba vacío, pero la vista de los puentes sobre el río Tyne es asombrosa y merece la pena.
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