Mi trabajo

Uno puede estar extremadamente desquiciado para hacer ciertas cosas. Mi trabajo es divertidísimo y cansado: andar asustando bebés, saludar gente que nunca sabré su nombre, ayudar a mis compañeras con la venta, entre otras cosas. Lo estoy disfrutando tanto, que incluso estoy pensando en poner alguna foto en el blog, sí mía.

Al principio y todavía, se siente el peso de ¿Qué estoy haciendo acá?, ya que uno recibe de todo desde gente mala y demente, hasta gente con gran corazón. La sobrepoblación juega un factor determinante, y por eso algo bueno tienen las ciudades ya que entre tanta gente quien lo va a conocer a uno. Y qué bueno!

El disfraz permite hacer cosas que nunca hubiera hecho, tampoco que tanto he deseado hacerlas. Me he quedado sin palabras, al ver la alegría, esperanza y fantasía esa magia que los hace ser niños. Eso da un poco de aliento, saber que al menos uno hizo sonreír a un niño, a los adultos que se burlan, o qué sé yo. Pues, yo tampoco he sido reacio con los niños, pero tampoco los ando buscando, digo antes de tener contacto con ellos en este trabajo.

Uno con el disfraz mira las personas desde otro ángulo, puede ver qué exterioriza la gente frente a ciertas circunstancias. El disfraz quizá no sea la palabra adecuada, ya que cuando me lo pongo es mejor decir "estar en el personaje". Antes de irme les dejo con recomendación de fin de año: No acercarse a los centros comerciales en esta época de navidad, no es bueno para la salud física y mental de cualquier persona decente, por favor absténgase de hacer eso, están demasiado llenos y tanta vitrina causa ceguera intelectual, por favor siga éstas recomendaciones navideñas para pasar unas felices fiestas de fin de año.