lunes, 25 de octubre de 2010

Las películas no duelen...

Estar en un combate se parece a una película, casi cuadro por cuadro. Pestañeo, un golpe recto de mano atrasada, pestañeo por reflejo, y el golpe de mano atrasada es más fuerte que el anterior.
Es una pelícual donde uno no puede cerrar los ojos, no hay tiempo de hacerlo menos de tomarse el tiempo hacer o no las cosas, hacer un tackle o esperar el golpe que va directo a su ojo, pensó, y es demasiado tarde para mover su mano y evitar que el puño impacte con su pómulo izquierdo.
es que usted es el actor, lo que usted está viviendo no es una alucinación, aunque poco falta imaginarse cada cuadro como una película del viejo oeste en blanco y negro.
Quizás la adrenalina le haga sentirse, la adrenalina y su valor que es lo único con lo que usted se encuentra en , es usted, su valor y un tipo que hará todo lo posible para que usted se rinda.
El cabezal (protector de la cabeza) parece un visor, usted sólo escucha a lo lejos su nombre, no importa quien lo dijo aunque su voz sea familiar, los consejos del público tampoco, nada más es bulla o una música de fondo.
Al final, (no de todas las películas) usted se da cuenta que no importó haber perdido o ganado, usted se equivocó y tuvo algunos aciertos, ganar es lo mejor. La gente en la calle le mirará raro por sus hematomas, qué importa, para usted es una medalla o un recordatorio de algo que usted no hizo, protegerse.
La película termina, aunque usted quiso ver más actuar más, también porque usted no está cansado, y la adrenalina tarda mucho en quitarse.

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