No sé hablar de lluvia ni de días tristes como éste.
No sé hablar de cosas serias,
del tiempo
y de los segundos en que nos duele hasta el alma,
de esa nube opaca
que nos recuerda que lloverá algún día,
pronto, si es necesario.
Adornará esa nube a esta ciudad de plomo.
Llueve
mis manos no son tan tristes.
Sé hablar de huesos, de días,
pero no de estrellas,
ni de lluvias interminables.
Llueve
No sé hablar de otra cosa
que no sea de estos lentos pasos,
que me recuerdan que lloro,
que existo,
que a veces miento.
Camino y no sabré cuándo habrá terminado esta larga caminata.
Si crecerán mis pies
y tendré una voz que no sea opaca, húmeda y funesta.
Me detengo,
no escucho mi voz.
La lluvia es cada vez más pesada.
Me detiene el estruendo inicial del llanto de dios.
viernes, 23 de marzo de 2007
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4 Comentarios:
Voy a decir algo egocéntrico, pero me acordó a mi "El observador"... claro lo tuyo nuevo, mejorado y solemne, como siempre (pero menos solemne que antes).
Bueno ahi seguimos en el chat jajaja
quisiera que la "caminata" fuera sólo "caminata" y una "larga caminata", pero X eso es un cosa personal, por demás, me gusta más este nuevo código, que como ya dije es menos denso y más profundo.
chido poema, quizá si lo hubiera leído sin saber que era tuyo no se me hubiera ocurrido que es tuyo, se nota el cambio de rollo.....me llega
Si, claro que esto es Poesia y de la buena.
Se me vio gris el momento pero con un toque de luz linda.
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