viernes, 26 de junio de 2009

El Circo

Cuando en el país los medios hablan de circo, a los salvadoreños se nos vienen a la mente dos imágenes: una, la de la carpa eterna de los Hermanos Fuentes Gasca o alguna de sus familias que tiene circus y se instala en el parqueo de la Feria; dos, la de la Asamblea Legislativa. Mucho más burocrática la segunda que la primera, más divertida la primera pero casi tan previsible que la segunda. Pero si es el caso de un Circo de pueblo, la Asamblea Legislativa puede dar tanta lástima pena como la de un circo de pueblo.
Las medias rotas, chistes de mal gusto, una niña contorsionista en el caso de los circos de pueblo,
Claro, tiene más mérito el empeño que ponen los artistas circences en sus actos que algún diputado de la fracción del pescado seco -puede ser cualquiera-, en las caras se les nota la institucionalidad, los años, experiencia y ganas de perpetuarse en el poder.

El uso de los animales para espectáculos públicos es por demás reprochable, realmente a los diputados les puede faltar humanidad, y a los animales (algunos, al igual que los diputados no todos) les sobren cosas que a los "padres de la patria" les falte.
El público se aburre del mismo espectáculo, la misma rutina, los mismos pleitos, malabares y trucos, y actores. Al final el público debe evaluar. aplaudir o tirar tomates, o sale perjudicado ya que puede ser estafado o pagar un precio demasiado alto por una función (pública) que defraude.

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