A lo largo de la he recordado algunas lunas, muchas de esas llenas. Una de las primeras lunas que recuerdo es la de mi cuarto en la casa de San Jacinto, desde mi cuarto se podía ver una parte del sur de San Salvador y cada luna llena por veinte anos la luna aparecía como un sol nocturno sobretodo durante las noches sin cortinas.
Recuerdo una noche de los noventas o antes del terremoto del 2001, con unos vecinos de la casa de mis tías abuelas en San Julián, gente que apenas conocía pero sin duda no había que pensarlo dos veces para hacer una aventura, con ellos hicimos una expedición hacia el cerro Pelón para poder ver Las Leónidas o lluvia de estrellas, tuvo que ser noviembre, hacia mucho viento tanto que tuvimos que apagar la fogata para evitar un incendio, entonces pasamos la noche mirando el cielo haciendo algo de café, contando las estrellas fugaces entre el viento y el frío, y la Luna llena que alumbraba el camino .
Otra de las lunas que recuerdo, es una luna inmensa de madrugada en un viaje de Nicaragua de , pero esa fue de la primera vez en Nicaragua, en León, veía la luna que iluminaba las planicies nicaragüenses hasta la frontera con Honduras. O la Luna sobre la Ciudad de Guatemala vista desde algún punto de la Carretera a El Salvador, con algo de lluvia y la niebla al fondo de la ciudad es otra de las imágenes que recuerdo.
Tengo la noción de la Luna de Guadalajara hace dos años, un poco con prisa confusa, pero recuerdo la luna llena y con algo de nubes, quería ver la luna en el DF pero todo fue difuso así como su famoso smog, las cosas a veces no pasan porque uno lo pide quizás la luna es celosa en ese aspecto.
Este año vi la luna más grande de todas, no por eso pueda decir que una Luna sea mejor que la otra. Pero, después de que el avión despegara del aeropuerto en la madrugada de Kazán, en la ventanilla veía a Luna más grande que haya podido ver, no se si habrá sido por la latitud, pero era tener la luna enfrente muy cerca que parecía que la Luna estaba más cerca que mi país. Son esos momentos que disfruto, duran poco lo que tarde en dormir o lo que tarden las nubes en aparecer, pero esos momentos en que uno piensa en el viaje o solo en la Luna.
No me gusta auto-publicarme ni publicar textos inéditos, pero ya que este poema habla de la Luna y ya fue publicado en la Antología de La Casa 25 poetas (índole editores, 2011) es por eso que acá lo dejo.
III
Un hombre fue a la luna
quería descubrir todo lo que no había en la tierra
y encontró tu nombre oculto por polvo de estrellas
Tu nombre grabado por meteoritos perdidos
Pedazos de cometas sin nombre que nunca serán descubiertos
Porque sus nombres serán tu nombre
el de cometas desesperados que buscan un lugar menos triste que la estrella más lejana
Buscan tus pasos como recordatorio de tus manos,
los buscan en cada arena de todas las playas olvidadas
Ése hombre no sabía qué fue lo que encontró.
Olvidó la razón de su búsqueda
y su nombre por algunos segundos de universo
Quería crear ciudades en una luna tan vacía
olvidó que las flores morirían de llanto
Que la luna no es el campo de los sueños
sino un recordatorio de tu sombra
Que es más que un lugar donde no existe el viento
Más que un satélite lejano
o un lugar para dirigirle plegarias.
Lo olvidó todo
Menos regresar a su país de hombres vanos
No sabrá qué decir después de su viaje
Dirá que un aerolito pasó llevándose su memoria
que su alma quedó atascada en la garganta de un cometa.
Nadie creerá que llegó tan alto
ni las escaleras que llegan a los áticos
ni los niños que sueñan con ser astronautas.
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