viernes, 11 de mayo de 2007

El adivino

Y vi venir una gran tristeza descendía sobre los hombres. Los mejores se cansaron de sus obras.
Una doctrina se difundió, y junto a ella corría una fe: “¡Todo está vacío, todo es idént ico,todo fue!
Y desde todos los cerros el eco repetía: “¡Todo está vacío, todo es idéntico, todo fue!”
Sin duda nosotros hemos cosechado: mas ¿por qué se nos han podrido todos los frutos y
se nos han ennegrecido? ¿Qué cayó de la malvada luna la última noche?
Inútil ha sido todo el trabajo, en veneno se ha transformado nuestro vino, el mal de ojo
ha quemado nuestros campos y nuestros corazones, poniéndolos amarillos.
Todos nosotros nos hemos vuelto áridos; y si cae fuego sobre nosotros, nos reduciremos
a polvo, como la ceniza: - aún más, nosotros hemos cansado hasta al mismo fuego.
Todos los pozos se nos han secado, también el mar se ha retirado. ¡Todos los suelos
quieren abrirse, mas la profundidad no quiere tragarnos!
«Ay, dónde queda todavía un mar en que poder ahogarse”: así resuena nuestro lamento
- alejándose sobre ciénagas planas.
En verdad, estamos demasiado cansados incluso para mo rir; ahora continuamos estando
en vela y sobrevivimos - ¡en cámaras sepulcrales!»



Ésta no es una de las mejores traducciones, pero igual, creo que es Zaratustra de donde viene lo solemne y lo grande, me ha dado buenos recursos que cuidadosamente he ocupado.

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