jueves, 9 de agosto de 2007

Trilce

Muchas personas ven en Trilce lo más simbólico y lo mejor que ha escrito Vallejo, por las aportaciones y la ruptura poética nunca antes vista, sus rupturas de sintaxis, y la curiosa ortografía, que personalmente me parece un buen recurso estético dentro de la lógica vallejiana, que no a muchas personas parecen soportar, entender o aguantar.
Ejemplo el siguiente poema:

IX

Vusco volvvver de golpe el golpe.
Sus dos hojas anchas, su válvula
que se abre en suculenta recepción
de multiplicando a multiplicador,
su condición excelente para el placer,
todo avía verdad.

Busco volvver de golpe el golpe.
A su halago, enveto bolivarianas fragosidades
a treintidós cables y sus múltiples,
se arrequintan pelo por pelo
soberanos belfos, los dos tomos de la Obra,
y no vivo entonces ausencia,
ni al tacto.

Fallo bolver de golpe el golpe.
No ensillaremos jamás el toroso Vaveo
de egoísmo y de aquel ludir mortal
de sábana,
desque la mujer esta
¡cuánto pesa de general!

Y hembra es el alma de la ausente.
Y hembra es el alma mía.




Esa misma gente desmerecen la calidad que Vallejo logra en Poemas Humanos y España Aparta de mí este cáliz, donde para mí es lo mejor que tiene, y sólo un verso de España Aparta de mí este cáliz, es suficiente para demostrarlo, en cuanto a Trilce, siento un poco de monotonía de recursos,
En este caso debo citar a Borges, en una de sus conferencias cuando habla de que habrá algún día en que nos importará la belleza y no el contexto, entiéndase la fecha de nacimiento del autor, que si fue rico o pobre, o si se casó y tuvo quince hijos y le gustaba la conserva de coco.

Trilce es un preámbulo de los poemarios anteriores, como el trabajo que sirvió para llegar a
a los poemarios antes mencionados, yo lo leí antes de P. H. y E.A.D.M.E.C. El siguiente poema es uno de los que mas me gustó en esta relectura reciente de Trilce,otro junto con el poema XIII (pienso en tu sexo) y otros.

LXXV

Estáis muertos.

Qué extraña manera de estarse muertos. Quienquiera diría no lo estáis. Pero, en verdad, estáis muertos, muertos.

Flotáis nadamente detrás de aquesa membrana que, péndula del zenit al nadir, viene y va de crepúsculo a crepúsculo, vibrando ante la sonora caja de una herida que a vosotros no os duele. Os digo, pues, que la vida está en el espejo, y que vosotros sois el original, la muerte.

Mientras la onda va, mientras la onda viene, cuán impunemente se está uno muerto. Sólo cuando las aguas se quebrantan en los bordes enfrentados y se doblan y doblan, entonces os transfiguráis y creyendo morir, percibís la sexta cuerda que ya no es vuestra.

Estáis muertos, no habiendo antes vivido jamás. Quienquiera diría que, no siendo ahora, en otro tiempo fuisteis. Pero, en verdad, vosotros sois los cadáveres de una vida que nunca fue. Triste destino el no haber sido sino muertos siempre. El ser hoja seca sin haber sido verde jamás. Orfandad de orfandades.

Y sinembargo, los muertos no son, no pueden ser cadáveres de una vida que todavía no han vivido. Ellos murieron siempre de vida.

Estáis muertos.


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