La vida es un viaje un tanto bizarro y lleno de accidentes. Todo esto pasa demasiado rápido que a veces asusta, por eso es menester estar acá en el presente para que todo se ralentice, ir con el rumbo de esa energía que nos mueve y que puede ser la del viento. Ya divagué un poco, y desempolvé un poco este blog. Pues dejo este poema de César Vallejo que siempre tiene cosas buenas que decirnos.
Hoy me gusta la vida mucho menos
Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.
Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tánta vida y jamás!
¡Tántos años y siempre mis semanas!...
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi ser parado y en chaleco.
Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:
¡Tánta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tántos años y siempre, siempre, siempre!
Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.
Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado
y está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo.
Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tánta vida y jamás! ¡Y tántos años,
y siempre, mucho siempre, siempre, siempre!
martes, 24 de octubre de 2017
sábado, 30 de septiembre de 2017
Finaliza septiembre
Es hora de decirte lo difícil que ha sido no morir Lo dijo Roque Dalton en su poema, por el momento seguimos vivos y hasta que San Google no borre este blog personal que ya tiene más de diez años. No lo actualizo como antes, pero ya no me queda el tiempo ni las energías que tenía antes.
Es septiembre del 2017, mi presidente el presidente (sin posesivos) es Salvador Sánchez o Leonel, el mes termina con humvees viejas del ejército en las plazas y avenidas principales como parte del plan de seguridad, lo cual coincide con un alza en el índices de homicidios.
Es septiembre del 2017,
Ayer se aprobó la ley de pensiones que quién sabe cuánto le dure al gobierno para pagar las pensiones, probablemente tarde o temprano caerá en el impago; todo esto pasa mientras el presupuesto incluye un seguro privado para diputados y una buen presupuesto para boletos aéreos en primera clase.
Me pregunto qué piensan todas las personas que añoran los años de la Guardia, si este ha sido el gobierno que más participación le ha dado a las Fuerzas Armadas en materia de seguridad paradójicamente surgido de una guerrilla, que más ha encubierto violaciones de Derechos Humanos, y ejecuciones extrajudiciales.
Mientras todo esto pasa el salvadoreño promedio solo le interesa "ir pasando", se acostumbra a la crisis permanente y se considera normal todo esto, puede quejarse, agachar la cara y seguir viendo el celular. Pienso una desesperanza aprendida colectiva, seguramente tiene otro nombre en psicología, que es cuando una persona está atascada en una situación desagradable y ya no hace nada por salir de ella por creer que la situación está fuera de su control. Pocas cosas prometedoras en estos lugares, y saber que no han aparecido nuevos grupos de cumbia buena, ni siquiera eso.
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Un mundo cambiante,
Violencia,
Ya basta qué barbaridad
jueves, 16 de febrero de 2017
Lo que mi corazón siente
Hace un par de domingos en San Julián, Sonsonate, presentamos el libro Lo que mi corazón siente de mi abuela Olivia Cea o mejor conocida en el pueblo como "Mamá Oli". El libro fue un esfuerzo de la familia con la finalidad de recopilar sus escritos, poemas y relatos de la época. El libro incluye un testimonio de los sucesos de 1932 en Izalco, cuando mi abuela tenía trece años; además de poemas a varios personajes de San Julián.
La riqueza del libro no sólo radica en los relatos de los hechos históricos del país, en el mensaje de protección al medio ambiente, si no también en el lenguaje, en la redacción que dicho sea de paso fue un poco a la carrera (lo admito) traté de mantener en la manera de lo posible el lenguaje, una manera de hablar y de describir las cosas que ya no se escucha ahora y que ya ni siquiera nuestros padres la usa.
Fue muy entrañable la mañana de la presentación, es inusual que un libro se presente en un pueblo; además, en la audiencia estuvo gente que conozco desde pequeño, familiares y amigos de la familia, y otros personajes que para bien o para mal ahí estuvieron. Fue una presentación íntima en medio de bálsamos que ya quedan pocos.
La riqueza del libro no sólo radica en los relatos de los hechos históricos del país, en el mensaje de protección al medio ambiente, si no también en el lenguaje, en la redacción que dicho sea de paso fue un poco a la carrera (lo admito) traté de mantener en la manera de lo posible el lenguaje, una manera de hablar y de describir las cosas que ya no se escucha ahora y que ya ni siquiera nuestros padres la usa.
Fue muy entrañable la mañana de la presentación, es inusual que un libro se presente en un pueblo; además, en la audiencia estuvo gente que conozco desde pequeño, familiares y amigos de la familia, y otros personajes que para bien o para mal ahí estuvieron. Fue una presentación íntima en medio de bálsamos que ya quedan pocos.
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Familia,
literatura
miércoles, 11 de enero de 2017
Spoon River Anthology
Fletcher McGee
SHE took my strength by minutes, | |
She took my life by hours, | |
She drained me like a fevered moon | |
That saps the spinning world. | |
The days went by like shadows, | 5 |
The minutes wheeled like stars. | |
She took the pity from my heart, | |
And made it into smiles. | |
She was a hunk of sculptor’s clay, | |
My secret thoughts were fingers: | 10 |
They flew behind her pensive brow | |
And lined it deep with pain. | |
They set the lips, and sagged the cheeks, | |
And drooped the eyes with sorrow. | |
My soul had entered in the clay, | 15 |
Fighting like seven devils. | |
It was not mine, it was not hers; | |
She held it, but its struggles | |
Modeled a face she hated, | |
And a face I feared to see. | 20 |
I beat the windows, shook the bolts. | |
I hid me in a corner— | |
And then she died and haunted me, | |
And hunted me for life. |
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Poesía
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