Hace unos días fue el Día Internacional de la Poesía, y me hizo mucho bien leer unos poemas de Maneras de llover de Hugo Lindo, y si hay algo que me gusta es el manejo de los adjetivos, algo que es difícil de lograr ya que como dijo Vicente Huidobro en su Arte Poética: "Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra; El adjetivo, cuando no da vida, mata." En estos días en los que la carga académica disminuya estaré traduciendo algunos poemas Sylvia Plath, Ted Hughes (esposo de Plath) o alguna traducción ya comenzada de T.S. Eliot. Ya tengo algunos días de no salir de la casa , no porque no quiera ni por miedo si no porque toda la tarde me la paso en mis quehaceres académicos que termino hasta pasadas las ocho de la noche. Ya necesito que me pegue el sol, ver el cielo despejado y respirar aire fresco.
Leer buena poesía me emociona, por más trivial que suene imaginar mundos paralelos con imágenes y sonidos que fluyen como un río es revitalizador. La ventana está abierta, se viene el humo cigarrillo del vecino, hasta aquí con la bitácora de la cuarentena no sin antes dejar este poema del buen Jorge Luis Borges.
Barrio recuperado
hasta que pavoroso en clamor
se derrumbó el cielo verdoso
en abatimiento de agua y de sombra.
El temporal fue unánime
y aborrecible a las miradas fue el mundo,
pero cuando un arco bendijo
con los colores del perdón la tarde,
y un olor a tierra mojada
alentó los jardines,
nos echamos a caminar por las calles
como por una recuperada heredad,
y en los cristales hubo generosidades de sol
y en las hojas lucientes
dijo su trémula inmortalidad el estío.
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