Pero último de día el dispositivo de seguridad se hizo mayor en la villa, hace unos días me enteré que fue porque llegó su presidente Dmitri Medvedev. Llegaron fuerzas especiales, más la presencia de efectivos policiales y militares que fue mayor, sí, soldados con Uzi automáticas y Kalashnikovs en maletines, como en las películas. Por lo general la villa era un lugar muy acogedor y tranquilo, aunque no deja de ser extraño convivir con personas de todos lados, de diversas razas, escuchar tantos acentos e idiomas, y todo eso.
La multiculturalidad se manifestaba en la comida, el comedor es un enorme pabellón con diferentes tipos de comidas de varias regiones del mundo con excepción América y África, pero es casi la misma comida (obviamente plátanos fritos no se van a encontrar fácilmente en Rusia), además de un bar de ensaladas y un stand de Mc Donalds (lo que hace años hubiera sido inaudito) todo gratuito y con la única regla de no salir y entrar con comida del pabellón, por eso se depositaban bolsos y maletines en la entrada, así como para entrar a la Villa.
Para que nadie se perdiera donde estaban los salvadoreños. Más un recuerdo de mi gimnasio querido, El Pumas.
De los ¿Treinta o cuarenta? edificios que alberga la villa, el nuestro no sólo se identificaba por el parque "Folklore" en frente si no por dos animales, un gato que siempre
estaba en la entrada esperando que alguien lo acaricie, y una paloma del tamaño de una gallina que nunca vi volar, no tan temerosa como las palomas salvadoreñas.
Las delegaciones grandes tenían tenían todo un edificio, ahí están los chinos a la par de los ucranianos.
Tan bonito.
Ah, el verano ruso, tan tranquilo.
El centro internacional y de prensa. |
En la Universiada y supongo que en otras competiciones grandes, ya que no se pueden vender productos o tener remuneraciones por ser extranjeros, los trueques son algo común, y en otros países los deportistas tienen tantos incentivos, apoyos, patrocinios que pueden intercambiar sus implementos deportivos y ropa, algo que no fue nuestro caso, ya que no tenemos ni patrocinio, menos apoyo del INDES ni por ser un evento tan grande como la Universiada, un evento mundial. Después de intentar intercambiar con un brasileño y un japonés sin éxito, me acerqué donde los peruanos donde gentilmente me intercambiaron una camiseta de la selección de fútbol salvadoreña por una de la Federación Universitaria del deporte peruano, "al fin y al cabo todos somos países" me dijo el atleta peruano. Además de los trueques, el intercambio de pines es una de las cosas a tomar en cuenta en este tipo de eventos deportivos de gran magnitud, desde niños rusos hasta voluntarios buscan agrandar sus colecciones de pines.
Este es un video del comedor de la Villa, hecho por algún atleta ya que para accesar se tenía que pasar la identificación por una máquina que autoriza la entrada. Así como en el video de abajo la prensa no tenía acceso, el comedor era solo para atletas, delegados y cuerpo técnico.
Acá me doy cuenta que no todas las habitaciones son iguales, la nuestra no contaba con la mini-cocina, pero ellos estuvieron más tiempo que nosotros quizás por eso. En el video un atleta estadounidense nos enseña la villa y las habitaciones.
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